Plena inclusión denuncia las dificultades a las que se enfrentan las asociaciones de la discapacidad intelectual
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Plena inclusión pide más apoyo a los gobiernos para ayudar a las asociaciones de la discapacidad intelectual a superar la crisis del coronavirus porque ahora tienen más gastos. 3 federaciones regionales también piden a sus gobiernos más apoyo.
Un significativo número de las 935 entidades que forman parte del movimiento asociativo de Plena inclusión están sufriendo con mayor dureza si cabe la grave crisis generada por la pandemia al no contar con el respaldo suficiente de las administraciones públicas con competencias en servicios sociales.
En los 4.000 centros y servicios de Plena inclusión, en los que se atiende a cerca de 140.000 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, se están asumiendo sobrecostes generados por las medidas especiales de prevención frente a la pandemia que, en su mayor parte, no han sido compensados por las administraciones autonómicas que son competentes en materia de servicios sociales. También se viven situaciones de inseguridad jurídica ante decisiones de estas mismas administraciones que condicionan de forma determinante ciertas actividades que provocan desatención a personas especialmente vulnerables.
Desde la Junta Directiva de la mayor organización estatal que trabaja con personas con discapacidad o del desarrollo (síndrome de Down, parálisis cerebral y TEA) y sus familias, lleva tiempo reclamando un mayor apoyo de las instituciones ya que la contratación de nuevo personal y un incremento importante de gastos imprevistos para adaptar todas las instalaciones y adquirir EPIs representan enormes gastos que dejan en una situación crítica a miles de familias que dependen del apoyo de Plena inclusión.
A continuación, se muestran las reivindicaciones de tres federaciones autonómicas de Plena inclusión, que son ejemplo de lo que está sucediendo a otras muchas asociaciones del Estado:
CATALUÑA
Desde Dincat (Plena inclusión Cataluña), que agrupa a cerca de 300 asociaciones que apoyan a personas con discapacidad intelectual, se alerta de que el plan de contingencia de la Generalitat frente al COVID-10 respecto a los servicios de atención a las personas con discapacidad es insuficiente y no responde a las necesidades del colectivo. La pérdida de ingresos y los sobrecostes que ha supuesto la crisis sanitaria para las entidades es muy elevada y el Gobern no ha asumido medidas que resuelvan estos problemas.
En concreto, el Gobierno de Cataluña ha respondido con unos incrementos en el importe de los módulos de los servicios que quedan muy lejos de la realidad que viven las entidades, cubriendo de media solo una cuarta parte del gasto real a partir de julio. Además, aún queda pendiente la recuperación de más de 10 millones de euros que supusieron los sobrecostes registrados entre marzo y julio. Se iban a cubrir mediante una subvención que aún no se ha publicado y a estas alturas del año hay dudas razonables de que se cumpla dicho compromiso. La situación actual pone en peligro la sostenibilidad de las entidades, que ya arrastran una infrafinanciación crónica.
COMUNIDAD VALENCIANA
Plena inclusión Comunidad Valenciana, que asiste a 7.000 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo denunciado el retraso de tres meses en el pago, por parte del Consell de la Generalitat Valenciana, de 1.157.250€ de subvenciones con las que apoyar programas que atienden a las necesidades de cientos de personas con discapacidad y problemas de salud mental.
CANTABRIA
La supresión de los conciertos que tenían firmados las asociaciones de Plena inclusión Cantabria con Servicios Sociales de aquella Comunidad autónoma, ha llevado a una situación crítica respecto a la sostenibilidad económica a sus entidades. Por otra parte, se recuerda que la administración pública no ha reembolsado el dinero invertido en EPIS que tuvieron que poner las entidades durante el inicio de la crisis sanitaria. Ante lo sucedido, algunas entidades de Cantabria han optado por llevar la situación ante los tribunales por considerarla ilegal.